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El lumbago no hace distinción de sexo ni de clase social. Cada vez vemos pacientes más jóvenes. Más adelante veremos que las causas son diferentes. Las 3/4 partes de nosotros tendremos lumbago en algún momento de nuestra vida. ¿Quién no se ha quedado "clavado" alguna vez?
A veces no vuelve a repetirse, pero sabemos que quien lo ha padecido tiene un 75% de probabilidades de sufrir otro episodio en menos de 10 años y un 20% de sufrirlo en menos de 1 año. Hay que prestarle atención a nuestra espalda cuando nos lanza un aviso.
Ya comentábamos antes que las causas son diferentes, pues hay varias estructuras que intervienen: disco, ligamentos, musculatura, y articulaciones interapofisarias (facetas).
A partir de los 25 años se inicia la degeneración de la columna lumbar y en teoría podemos tener dolor de origen discal o facetario.
Hoy hablaremos del dolor discal
Todos conocemos el menisco,que es un cartílago que se encuentra en la rodilla y hace de amortiguador entre el fémur y la tibia. Asi mismo entre las vértebras tenemos un cartílago que es el disco, formado por un núcleo pulposo (más elástico) y un anillo fibroso que lo rodea como un cinturón y lo mantiene centrado.
En ocasiones se produce una fisura / rotura de este anillo y el núcleo se desplaza. Esto lo llamamos protrusión discal o hernia discal cuando el desplazamiento es mayor.
Esta protrusión puede ser medial o puede ser lateral, pudiendo comprimir las raíces que salen de la médula por los agujeros de conjunción. Según el grado de compresión aparece dolor tipo calambre o descarga hacia la nalga del mismo lado, descendiendo por la pierna hasta la rodilla, el tobillo o los dedos del pie. A esto le llamamos ciática o lumbociática.
Este dolor se puede acompañar de adormecimiento, según la severidad de la compresión de la raíz nerviosa.
Inicialmente se trata con analgésicos, relajantes musculares, corticoides o fisioterapia.
Si el episodio es muy severo o no mejora se solicita RX, TAC o RNM. La resonancia es la que nos proporciona más información. En ocasiones no hay una correlación exacta entre los hallazgos de las pruebas y la clínica. Podemos tener dolor lumbar y no encontrar nada en las imágenes y al revés, tener una protrusión y no sentir ningún dolor.
Si después de dos cajas de Inzitan pinchado y unas sesiones de rehabilitación no mejora el dolor y nuestra hernia sigue molestando y consecuentemente limitando nuestra vida cotidiana,es el momento de pensar en una infiltración epidural.
Todos hemos oído hablar de que a Pepita le pusieron la epidural para el parto. La técnica es la misma; un pinchazo en la espalda para administrar cortisona y un anestésico local a nivel del espacio Peridural, entre dos vértebras.
En ocasiones es suficiente con una pero puede repetirse, dependiendo de la severidad de los síntomas y de la evolución. Es una prueba ambulatoria, pues no precisa de ingreso hospitalario.
El beneficio de esta infiltración aunque puede ser inmediato, se considera valorable a los 15 días.
Si no se consigue ninguna mejora con medicación, rehabilitación e infiltraciones tendremos que plantear la posibilidad de una cirugía para extraer el disco herniado.