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Las hemorroides son una dilatación de venas con el tejido que las recubre. Se encuentran en la zona anal o la parte más inferior del recto. Se trata de un trastorno muy común.
Las hemorroides se producen, fundamentalmente, por un aumento de la presión en esta zona. Este efecto provoca que las venas se dilaten e inflamen. Las causas más frecuentes que provocan este aumento de presión son: gran esfuerzo durante las deposiciones, estreñimiento, embarazo y parto.
Sin embargo, también hay otras causas que pueden provocar la aparición de hemorroides, como la sedestación prolongada (especialmente en el inodoro), la realización de esfuerzos y el levantamiento de pesos, episodios de diarreas, y ciertas enfermedades como la cirrosis hepática.
Existen dos tipos de hemorroides, externas e internas:
El diagnóstico de las hemorroides se realiza con el historial clínico y una exploración anal, y un tacto rectal si es necesario. En algunos casos de sangrado el especialista recomendará practicar una colonoscopia para descartar otras causas mayores.
Habitualmente las hemorroides aparecen de forma episódica y, muchas veces, remiten de forma espontánea o con tratamientos locales. Si esos episodios se van produciendo de forma más frecuente, acaban estableciéndose de forma permanente. Las hemorroides no tratadas tienden a ir creciendo en tamaño y presentan mayores complicaciones: dolor, prurito, sangrados e incluso dificultad para realizar una correcta limpieza de la zona después de la defecación.
Las hemorroides pueden ser tratadas mediante:
Cuando los tratamientos anteriores no dan resultado, existen algunas técnicas más sencillas para hemorroides de grado I y II, que se realizan de forma ambulatoria e incluso en la consulta: inyecciones esclerosantes, fotocoagulación, criocoagulación, colocación de bandas elásticas, etc.
En las hemorroides de grado III y IV, el tratamiento de elección es la hemorroidectomía, consistente en la escisión de las mismas. Se trata de una cirugía que se realiza, por parte del especialista en Cirugía General, en quirófano y con anestesia. La disección de las hemorroides se puede realizar con tijera, bisturí eléctrico o láser.
La ventaja del láser frente al bisturí eléctrico es que posibilita una mayor precisión en el corte o coagulación y una menor propagación del calor. De este modo se produce una “quemadura” de menor profundidad en la zona que el paciente agradece en el postoperatorio.
Durante el postoperatorio es normal que se produzcan sangrados leves al ir al aseo, especialmente con el esfuerzo de las deposiciones. En ocasiones los postoperatorios de pequeñas hemorroides pueden ser más dolorosos que los de otras de mayor tamaño pero, en todo caso, tras las deposiciones, suele durar entre 4 y 10 días. Con el fin de obtener el mayor confort posible se pautan analgésicos y antinflamatorios para aliviarlo.
Existen una serie de pautas que nos pueden servir para evitar la aparición de las hemorroides: