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Los trastornos del espectro autista (TEA) son un grupo de discapacidades relativas al desarrollo que empiezan en la niñez y afectan en como se comportan, interactúan con otros, se comunican y aprenden.
Las características de estos trastornos varían mucho y también, la clínica o diagnóstico de un paciente a otro. A veces puede ser difícil identificar y catalogar bien el proceso.
A partir de los 12-15 meses puede haber algunos síntomas que alerten sobre un posible autismo, algunos tardan 4-5 años a ser diagnosticados. En muchas ocasiones se pueden diagnosticar a los 2 o 3 años.
En estudios según datos recogidos, el 69% recibieron el primer diagnóstico durante los 3 primeros años, el 31% antes de los dos años.
Es muy importante desarrollar recursos para identificar este trastorno y comunicar todas las percepciones de comportamiento al pediatra lo antes posible, puesto que desde el inicio de los síntomas hasta establecer el diagnóstico, normalmente hay una demora de 16 meses. La mayoría de los padres de niñas y niños con TEA son conscientes de alteraciones en el desarrollo de sus hijos alrededor de los 18 meses.
A pesar de que cada vez es mayor la concienciación y formación de los especialistas sobre el autismo, en la última década no ha disminuido la edad de diagnóstico temprano
Un diagnóstico precoz, no solo ahorra mucho sufrimiento a las familias que peregrinan de especialista en especialista buscando una "etiqueta" para lo que le ocurre a sus hijos, sino que esta detección temprana, ayuda a iniciar cuanto antes mejor intervenciones que mejoran las habilidades sociales y de comunicación.